Preguntas
Frecuentes en sobrepeso
1. ¿Cómo
sé si tengo sobrepeso u obesidad?
La
forma más sencilla para averiguar si una persona padece sobrepeso u obesidad es
mediante el Índice de Masa Corporal (IMC). El IMC es un parámetro que se
obtiene al dividir el peso en kilogramos de un individuo por su talla,
expresada en metros:
En base
a este parámetro, la Sociedad Española para el estudio de la obesidad (SEEDO)
clasifica el sobrepeso y la obesidad según la siguiente tabla:
IMC
Clasificación de la obesidad
<
18,5 Peso insuficiente
18,5 -
24,9 Normopeso
25 -
26.9 Sobrepeso grado I
27-29.9
Sobrepeso grado II (preobesidad)
30 -
34,9 Obesidad grado I
35 -
39,9 Obesidad grado II
40 -
49.9 Obesidad grado III (mórbida)
≥ 50 Obesidad
grado IV (extrema)
Desde
el punto de vista antropométrico, se puede decir que una persona es obesa cuando
su Índice de Masa Corporal es igual o superior a 30 kg / m2. Por
el otro lado, se define que una persona padece sobrepeso cuando su IMC
se halla comprendido entre 25 y 29.9 kg / m2.
Otras técnicas a través de las cuales
podemos determinar el grado de sobrepeso u obesidad de un individuo son:
- Impedanciometría:
mediante la medición de la resistencia de la piel al paso de una corriente
eléctrica podemos determinar el valor de los tres compartimentos: el de agua,
masa grasa y masa muscular.
- Pliegues
cutáneos: el valor de los pliegues cutáneos aplicados a ecuaciones validadas
permite conocer el porcentaje de masa grasa y de masa muscular del individuo.
Es
importante determinar la cantidad de masa grasa y de masa muscular, ya que en
algunos casos el IMC está por encima de lo establecido como normal, siendo este
exceso de peso debido al gran volumen de masa muscular y no de masa grasa, como
es el caso de los que practican culturismo.
Algunas
patologías como insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca o insuficiencia
hepática pueden producir un aumento de peso debido a la retención de gran
cantidad de líquido, sin que esto sea propiamente obesidad.
2. ¿Las
dietas "milagrosas," son realmente efectivas?
La
dieta de la piña, de la alcachofa, de la zanahoria, la dieta del Dr. Atkins, la
dieta de Montignac... Existen cada vez más, las denominadas "dietas
milagrosas."
Aunque
todas presentan nombres muy exóticos y atrayentes, la mayoría de estas dietas
son hipocalóricas y nutricionalmente desequilibradas, con carencias que pueden
llegar a suponer un riesgo para salud. Provocan una pérdida de peso, pero de
forma inadecuada causando importantes desequilibrios orgánicos al emplear alimentos
en cantidad y calidad erróneas.
Las
personas que siguen estas dietas se adelgazan a expensas de perder líquidos y electrolitos,
reservas de glucógeno, proteínas corporales y en un menor porcentaje grasa, que
es lo que realmente interesa perder.
Así
pues, es importante transmitir que no existen fórmulas mágicas para adelgazar.
Delante de la necesidad de perder peso, es imprescindible que ésta se realice
de forma adecuada, con una educación dietética a cargo un endocrinólogo -nutricionista
y con el apoyo de un médico y si es necesario un psicólogo, trabajando en la adquisición
de unos buenos hábitos alimentarios con el fin de lograr una pérdida de peso
sostenida y en la realización de ejercicio físico de forma constante.
3. Si
tengo sobrepeso, ¿cuál es la mejor manera para adelgazar?
El
tratamiento del sobrepeso se aborda desde una perspectiva multidisciplinar, y dependerá
del IMC, la edad, la distribución de la grasa corporal y las comorbilidades de
cada persona. Así pues, no existe una forma universal y estandarizada para
bajar de peso, ya que el tipo de intervención a llevar a cabo dependerá
totalmente de a quien vaya dirigido.
Sin
embargo, cabe destacar que para solucionar un caso de sobrepeso u obesidad será
fundamental en ambos casos la educación en temas alimentarios con el fin
de modificar hábitos erróneos, y evitar así el conocido efecto
"yo-yo."
Conseguir
y mantener un peso adecuado se fundamenta en la adquisición de unas pautas alimentarias
que deberán mantenerse de por vida.
La
mejor forma de adelgazar es siempre aquella que se realiza bajo la supervisión
de un endocrinólogo-nutricionista, de forma personalizada y gradual, por medio
de un programa que incluya una dieta nutricionalmente equilibrada, y unas
pautas de ejercicio físico acordes al perfil del paciente.
4. ¿Engordan
menos los productos light?
En los
últimos años están apareciendo numerosos alimentos con el calificativo de "light."
No existen especificaciones legales respecto a ellos aunque, según el acuerdo
elaborado por expertos de la Comisión Interministerial de Ordenación Alimentaria
(CIOA), el requisito que debería cumplirse para calificar a un alimento como
light, es que la reducción del valor energético sea como mínimo del 30% con
respecto al producto de referencia.
La
reducción en el aporte de calorías de estos productos se realiza disminuyendo
la cantidad de hidratos de carbono que se sustituyen o no por edulcorantes, o
bien disminuyendo el aporte de grasas. Hay que señalar que no todos los
productos que se encuentran disponibles en el mercado cumplen las
especificaciones señaladas, por lo que se deberá consultar el etiquetado
nutricional de los mismos, y hacer un uso adecuado de ellos dentro del marco de
una dieta nutricionalmente equilibrada.
5. ¿Es
recomendable tomar medicamentos para adelgazar en caso de padecer sobrepeso?
En caso
de padecer sobrepeso no es recomendable el uso de medicamentos, a no ser que su
médico diga lo contrario. La toma de medicamentos se hará siempre como
consecuencia de la prescripción de un médico, bajo ningún caso por iniciativa
propia.
Como
alternativa a los medicamentos, se puede recurrir a la fitoterapia como coadyuvante
del tratamiento dietético:
- Plantas
saciantes y modificadoras de la absorción: Konjac, Plantago, Fucus
- Modifican
la absorción de azúcar: Gymnea sylvestre
- Modifican
la lipogénesis (síntesis de grasas por nuestro cuerpo): Garcinia cambogia
- Actividad
termogénica (ayudan a quemar calorías): Guaraná, Té verde
Los
pilares del tratamiento del sobrepeso son una dieta nutricionalmente equilibrada,
el ejercicio físico y la educación nutricional.
6. ¿Puedo
comer hidratos de carbono en una dieta de adelgazamiento?
Normalmente
los alimentos ricos en hidratos de carbono son los más temidos por las personas
con tendencia a aumentar de peso, y por ello son los primeros que se eliminan o
restringen en las dietas de adelgazamiento. Sin embargo, esto no debe ser así
ya que los hidratos de carbono deben ser nuestra mayor fuente de energía (45-60%
de las calorías ingeridas en un día), incluso en una dieta de adelgazamiento.
Es
importantísimo saber distinguir entre tipos de hidratos de carbono y saber identificar
que alimentos los contienen, ya que tienen consecuencias completamente
diferentes sobre la salud, a veces incluso opuestas.
Por
ejemplo, un consumo elevado de bebidas azucaradas (hidratos de carbono simples)
se relaciona con un incremento del riesgo de obesidad, en cambio, un consumo elevado
de cereales integrales (hidratos de carbono complejos), reduce significativamente
el riesgo de obesidad o enfermedades cardiovasculares.
Alimentos
que contienen hidratos de carbono:
Hidratos
de carbono complejos:
Farináceos:
pan, cereales, tostadas, pasta, legumbres, arroz, harinas de cereales,
tubérculos…
Frutos
secos: almendras, nueces, avellanas…
Verduras
y hortalizas.
o Hidratos
de carbono simples:
Lácteos:
yogur, leche o queso fresco.
Frutas
desecadas: uva, pasa, dátil, higo…
Fruta
fresca: sandía, melón, fresa, naranja, zumos…
Dulces
y bebidas: bollería, azúcar de mesa, miel, jaleas, golosinas, chocolate…
En
casos de sobrepeso u obesidad se limitarán los hidratos de carbono simples (azúcares).
7. ¿He
de excluir la grasa de mi dieta?
En una
dieta de adelgazamiento, se limitarán las grasas pero nunca se excluirá ningún
nutriente por completo. Las grasas son un nutriente indispensable para obtener
un estado de salud normal, y el cuerpo precisa una ingesta diaria de las mismas
para poder funcionar correctamente.
Una distribución
equilibrada de los macro-nutrientes de la dieta desempeña un papel clave
en la regulación del peso corporal. El consumo excesivo de cualquier
macronutriente (grasas, proteínas o hidratos de carbono) por encima de las
necesidades de un individuo, conllevará un aumento en el almacenamiento de grasas
por el organismo. Por el otro lado, un consumo apropiado de estos conduce a un
estado de salud y peso corporal óptimos.
8. ¿Las
proteínas deben ser mi principal fuente de energía?
Las proteínas
no deben ser la principal fuente de energía dentro de una dieta de adelgazamiento.
Las dietas de adelgazamiento, a pesar de ser hipocalóricas, deben ser nutricionalmente
equilibradas. Esto quiere decir que aportarán:
- Proteínas:
un 15-20% del valor calórico total
- Grasas:
20-35% del valor calórico total
- Hidratos
de carbono: 45-60% del valor calórico total
Las
dietas hiperproteícas y bajas en hidratos de carbono (como la dieta de Atkins,...)
son perjudiciales para la salud porque pueden llegar a provocar cetogénesis.
Cuando
la dieta no aporta glucosa, las reservas de grasa se movilizan, dando lugar a
moléculas más pequeñas denominadas "cuerpos cetónicos" que presentan
efectos indeseables como: acidificación de la sangre, movilización de los
minerales en el hueso,...
9. ¿Comer
fruta después de las comidas engorda?
Comer
fruta después de las comidas no engorda. El orden en que tomemos los alimentos
no altera la cantidad de energía y nutrientes que aportan los mismos, por lo
que comer fruta después de una comida principal no hará que engordemos más.
Por el
otro lado, comer fruta antes de las comidas principales nos ayudará a controlar
el apetito, lo que puede contribuir a que posteriormente en la comida se coma
una menor cantidad.
10. ¿Cómo
puede ayudar la actividad física?
El
ejercicio es una parte imprescindible de un programa de control de peso.
Entre
sus múltiples efectos, la actividad física:
Aumenta
el gasto energético.
Ayuda
a controlar el apetito.
Permite
conservar o aumentar la musculatura corporal.
Permite
la pérdida de la masa grasa corporal.
Disminuye
los factores asociados a la obesidad.
Ayuda
a combatir la ansiedad y el estrés.
Ayuda
al mantenimiento de peso a largo plazo.
Reduce
el riesgo de cardiopatía coronaria.
Se
deberá realizar una combinación de ejercicio aeróbico y de resistencia para
obtener el mejor resultado. Al disminuir las reservas de glucógeno, el ejercicio
aeróbico favorece el uso de la grasa para combustible.
El entrenamiento
de resistencia aumenta la masa corporal magra (músculo), elevando la tasa
metabólica en reposo y la capacidad para utilizar una mayor proporción del
consumo de energía. El entrenamiento de resistencia también incrementa la
densidad mineral ósea, lo que es muy importante para las mujeres.
El
aumento de ejercicio origina un déficit de energía, incluso sin la dieta.
Algunos estudios de programas en los que se combinan dieta y ejercicio han
demostrado que si bien no hay un aumento en la pérdida de peso en el grupo que
se ejercita respecto a la dieta sola, sí se presenta una mayor pérdida de grasa
corporal.
En la
actualidad, se piensa que la mayor parte de los efectos saludables se logran con
una actividad física de intensidad moderada (suficiente para gastar 200kcal
al día) acumulada en sesiones breves intermitentes.
Cualquiera
que sea el ejercicio que se seleccione, deberá estar fácilmente disponible, ser
placentero, accesible desde el punto de vista económico y fácil de realizar.
Los programas que implican supervisión o participación regular con un grupo
social dan más resultado a la larga. El ejercicio contribuye al bienestar y a
la autoestima, aun cuando no se logre la baja del peso. También ayuda al
individuo a mantener la reducción de peso.
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