¿COMO SE TRATA?
El tratamiento de
la obesidad es complejo y a menudo insatisfactorio, ya que a la larga se suele
fracasar, volviendo a recuperar el peso inicial. Tras cinco años de tratamiento
el porcentaje de éxito se establece en torno al 10-20%, para una disminución
del 10% sobre el peso inicial.
El objeto del
tratamiento es doble: por un lado se pretende controlar el peso hasta disminuir
el riesgo de desarrollar alguna complicación, y por otro, responder a la
demanda de un individuo que no se encuentra a gusto con su estado físico.
El tratamiento debe
de adaptarse a cada obeso en particular, respetando sus características
personales (físicas y psíquicas); y las metas han de ser razonables, fijando la
pérdida de peso deseable y duración del tratamiento.
La obesidad
androide debe considerarse prioritaria frente a la periférica por su alto
riesgo de complicaciones metabólicas, así como aquellas obesidades mórbidas u
obesidad con patología asociada (ECV,...).
Son factores de
buena evolución ante el tratamiento: la juventud, existencia de factores de
riesgo o patologías asociadas, poco tiempo de evolución de la enfermedad y la
motivación (a más motivación mayor éxito con el tratamiento).
El tratamiento se
basa en cinco puntos fundamentales: Dieta, Ejercicio físico, Modificación del
comportamiento; Medicamentos y Cirugía. Pasaremos a examinar cada uno de ellos.
·
Dieta: Se pretende crear un balance energético negativo, por lo que
habrá que disminuir la ingesta. No siempre está indicado una dieta estricta.
Las dietas aconsejadas se denominan dietas de "control calórico"; son dietas equilibradas y completas, manteniendo la proporción de principios inmediatos:50% de hidratos de carbono, 35-30% de lípidos y 20-15% de proteínas. La reducción calórica se debe valorar en cada caso, teniendo en cuenta la ingesta previa.En contra de lo que a veces se afirma irresponsablemente, no existen alimentos milagrosos que produzcan adelgazamiento. Como dice el Dr. Grande Covian, " los únicos alimentos que adelgazan son los que se quedan en el plato sin ser consumidos". No se aconseja usar dietas con menos de 800-1000 calorías, y las dietas de ayuno se han abandonado por las complicaciones que producen.
Como estamos viendo, en la actualidad, las dietas de adelgazamiento se basan en la restricción calórica, pero la regulación del peso parece estar influida no solo por la cantidad de energía, sino también, por la composición de la dieta. De esta manera, actualmente se está dando mucha relevancia a las "dietas ricas en hidratos de carbono". Se ha visto, que se consigue perder más peso cuando se sigue una dieta rica en hidratos de carbono y pobre en grasa, que cuando se hace solo una dieta pobre en grasa; por otro lado a igualdad de calorías, aumentando el porcentaje de las mismas procedente de los hidratos de carbono (disminuyendo las calorías grasas), se previene el aumento de peso en individuos que tienen predisposición genética para la obesidad, y se logra un mejor mantenimiento del peso en obesos que han conseguido adelgazar.
Como normas generales para el control de la obesidad, podemos citar algunos alimentos que se aconseja deben de ser evitados: azúcar de mesa y alimentos que lo contengan, bebidas refrescantes, frutos secos, conservas en aceite, grasas animales, queso graso, leche entera y nata, alimentos llamados "dietéticos", etc.
·
Ejercicio físico: El ejercicio físico es fundamental para conseguir el
éxito en esta enfermedad, manteniendo el peso tras el adelgazamiento. Se debe
de hacer todo lo posible para que los pacientes obesos dejen su estado de
extrema inactividad, incluyendo en su régimen algún tipo de ejercicio físico
moderado.
·
Modificación del comportamiento: Con ello se pretende, modificar ciertos
aspectos del comportamiento alimentario del individuo obeso, que le llevan al
consumo excesivo de alimentos. Se pueden usar terapias de grupo, o bien
técnicas de autocontrol (realizar un diario de comidas, comer pausadamente sin
leer o ver televisión, abandonar la mesa rápidamente tras la ingesta...), así
como técnicas encaminadas al aumento de su autoestima, convenciéndole de sus posibilidades
de alcanzar el éxito.
·
Tratamiento farmacológico: El tratamiento farmacológico de la
enfermedad, puede usarse como complementario al tratamiento dietético, y en
determinadas circunstancias. Generalmente se usará bajo supervisión de un
especialista en nutrición, y nunca podrá ser el único pilar del tratamiento de
la enfermedad.
La pérdida de peso debida a los fármacos, se estima en torno a los 225 gr. /semana, aunque si se suprime el tratamiento, la recuperación de peso es inmediata.
Los únicos fármacos aconsejados actualmente son inhibidores de la recaptación de serotonina, (fluoxetina, fluvoxamina) y se usan fundamentalmente como fármacos antidepresivos. A determinadas dosis, refuerzan la saciedad y disminuyen la ingesta.
Existen otros muchos tipos de fármacos que consiguen una disminución de peso, pero que no son usados por sus importantes efectos secundarios.
·
Tratamiento quirúrgico: La falta de resultados por métodos conservadores
y el aumento de la incidencia de obesos en los países desarrollados, llevaron a
considerar la cirugía como otro posible pilar en el tratamiento de la obesidad.
Debe tenerse claro que ha de ser el último paso en el tratamiento, y que los
pacientes candidatos a dicha cirugía han de ser seleccionados cuidadosamente.
Actualmente se acepta que aquellos sujetos con un IMC en torno o superior a 40,
o superiores a 35 con patología añadida en los que ha fracasado el tratamiento
conservador, con unas condiciones psicológicas y familiares adecuadas, son
subsidiarios de tratamiento quirúrgico.
Existen numerosas técnicas quirúrgicas: técnicas basadas en crear malaabsorción, que consisten en modificar la longitud del intestino delgado mediante los bypass intestinales; su resultado serán espectaculares consiguiendo importantes pérdidas ponderales , si bien su gran mortalidad y efectos secundarios, han hecho que sean desestimadas actualmente. Técnicas basadas en la restricción de ingesta de alimento, que consisten fundamentalmente en reducir el lugar por donde han de pasar los alimentos; desde 1982 se viene realizando la técnica denominada "Gastroplastia vertical anillada", la cual ha conseguido buenos resultados ponderales a largo plazo, con escasos efectos secundarios. Hoy por hoy es la técnica de elección y con ella se consigue una reducción de 21 puntos de media en el IMC en dos años. Sus principales efectos secundarios son, los vómitos (85%), reoperaciones, estenosis del área quirúrgica, y limitaciones dietéticas, (que ocurren en un 100% de los casos) llegando incluso a necesitar severas restricciones en la dieta durante largo tiempo.
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